En la terapia acuática intervienen algunos principios del agua para su beneficio: FLOTACIÓN, VISCOSIDAD, PRESIÓN HIDROSTÁTICA Y TEMPERATURA.
Estas propiedades hacen que la terapia acuática sea especial para la rehabilitación, imposibles de conseguir en otro ambiente. Dentro del agua, la fuerza de la gravedad disminuye en gran medida. Sentirá que su peso disminuye, comenzará a flotar y puede adoptar posiciones y posturas especiales. Por un tiempo, su corazón ya no tendrá que hacer tanto esfuerzo para bombear sangre a todo tu cuerpo, especialmente a su cabeza.
Principio de Flotación
Todo cuerpo que es sumergido en el agua sufre una fuerza vertical y con carácter ascendente que es igual a la cantidad de agua desalojada por dicho cuerpo y de sentido opuesto a la gravedad. Dentro del agua cualquiera de sus articulaciones soporta la mitad o menos de la mitad de peso que fuera de ella. Esto es fundamental en los procesos de recuperación de lesiones donde las articulaciones se encuentran muy afectadas y la musculatura no es lo suficientemente fuerte para mayor estabilidad.
Principio de la presión hidrostática
Cuando un cuerpo es sumergido en un fluido (en agua por ejemplo) se ejerce una presión sobre el mismo que tiene una magnitud igual en todas las direcciones. Dicha presión aumenta conforme aumenta la inmersión. Esto explica por qué se tratan procesos inflamatorios en fase aguda, no infecciosos; dentro del agua, mediante la realización de ejercicios paralelos que favorezcan el retorno venoso y linfático, y la recuperación de los tejidos afectados.
Principio de la Viscosidad
Mover las extremidades dentro del agua es como levantar una pesa líquida. Si la velocidad de los movimientos dentro del agua es mayor, entonces la resistencia del agua contra sus movimientos también será mayor. Por lo tanto, el agua es un medio ideal para hacer ejercicios de fuerza de forma dinámica y progresiva, evitando sobrecargas y esfuerzos bruscos.